Los ordenadores o computadoras son un elemento indispensable. En el trabajo, en casa o en tu propio teléfono; vivimos en una era digital y eso es innegable. De ahí, la importancia de este invento, a priori, reciente en el tiempo.
Sin embargo, el término “ordenador” ya apareció en el siglo XVII, aunque su cometido era otro distinto: designar a una persona capaz de realizar cálculos. Más tarde, ya en el siglo XX se aprecian máquinas como el Z1 de Zuse (primer ordenador programable), el famoso “Enigma” de Turing, utilizado durante la Segunda Guerra Mundial; o el primer ordenador portátil en los setenta.
Asimismo, en los años noventa se llevó a cabo todo un hito histórico: el IBM Deep Blue ganó una partida de ajedrez al por entonces campeón del mundo, Garry Kaspárov.
Y en esa misma época también, en el año 1993, surgió la famosa lista Top500 de los superordenadores del mundo, donde investigadores internacionales fijándose en ciertos parámetros determinan la capacidad de la máquina.
Potencia, rendimiento o velocidad son algunas de las variables a tener en cuenta a la hora de nombrar a las supercomputadoras.